El modelo tecnológico actual y su impacto en la infancia y adolescencia
Una visión crítica desde la perspectiva de derechos y desigualdades.
En un mundo donde la tecnología impregna todos los aspectos de nuestra vida, la realidad digital tiene profundas implicaciones sobre la toda sociedad, pero muy especialmente en los colectivos como la infancia y la adolescencia. Esta realidad digital, estructurada en gran parte por las grandes corporaciones tecnológicas, presenta dinámicas que pueden perpetuar desigualdades y amenazar derechos fundamentales. Este artículo analiza el modelo tecnológico actual y sus impactos, especialmente en relación con los niños y adolescentes, así como las acciones que se pueden tomar para mitigar sus efectos adversos.
El modelo tecnológico: dinámicas y desigualdades
Vivimos inmersos en un modelo tecnológico dominado por la privatización del espacio digital. Este entorno está regido por reglas establecidas por intereses comerciales, a menudo al margen de las necesidades sociales y de los derechos de los individuos, especialmente de los niños y adolescentes. En este contexto, las reglas del juego son opacas, lo que dificulta la regulación y la auditoría de las prácticas de las grandes corporaciones tecnológicas.
El consumismo, la obsolescencia programada y el consumo elevado de recursos naturales son rasgos distintivos de este modelo, que impacta directamente la sostenibilidad global. Además, las infraestructuras tecnológicas requieren una adaptación constante a un entorno altamente cambiante, con una clara acumulación de poder por parte de las BigTech. Esta acumulación comporta un desequilibrio significativo de poder, dificultando la capacidad de negociación y soberanía tecnológica tanto de los estados y poderes públicos como de la ciudadanía.
Regular el entorno digital
En el contexto del modelo tecnológico actual, un aspecto crucial que nos preocupa es la naturaleza altamente cambiante y volátil del entorno digital. A pesar de los esfuerzos legislativos por abordar los retos emergentes, nos enfrentamos a limitaciones significativas. Las leyes y regulaciones a menudo no pueden seguir el ritmo rápido de la evolución tecnológica, dejando vacíos legales que pueden ser explotados por las corporaciones tecnológicas. En este escenario, las estrategias de geopolítica digital desarrolladas a nivel internacional serán fundamentales en la configuración del entorno de niños y adolescentes.
Este modelo tiene una notable capacidad para reproducir e intensificar las desigualdades. Se basa en desequilibrios de poder significativos que hacen difícil el análisis de posibles violaciones de derechos, dada la opacidad de las estructuras. Esto complica abordarlo adecuadamente e implementar medidas específicas, especialmente considerando estos desequilibrios de poder. Hay indicios este modelo impacta de manera más severa a los colectivos vulnerables, incluyendo la infancia y la adolescencia.
Las dificultades para regular el entorno digital y su estructuración según intereses de negocio condicionan la reproducción de ciertas dinámicas en este entorno que nos alertan desde los derechos de la infancia y la adolescencia.
En este sentido, por ejemplo, el derecho a la privacidad adquiere una dimensión colectiva, y no sólo individual, en la medida en que toda la información que busca un niño o un adolescente en un momento determinado se relaciona con todas aquellas personas que tengan un perfil similar a través del perfilado de usuarias.
El derecho a la privacidad de los niños y adolescentes
La digitalización también plantea graves implicaciones para el derecho a la privacidad y la protección de datos, con posibles vulneraciones que no se pueden detectar fácilmente. Es el caso de las prácticas de extractivismo de datos en los videojuegos y en el perfilado de usuarias, especialmente vulnerables en el caso de los niños y de los y las adolescentes, tal y como constatamos en la investigación ParticipaTIC 2023. Esta investigación ha radiografiado el estado de la cuestión de los derechos digitales de niños y adolescentes, y estamos trabajando para desarrollar estrategias que minimicen los riesgos asociados al entorno digital.
Estos riesgos son especialmente preocupantes en el contexto educativo, donde las plataformas tecnológicas de grandes corporaciones se han integrado sin una clara auditoría de su gestión de datos. Cuando hemos digitalizado el aula, lo hemos hecho desde una óptica que no ha tenido en cuenta en ningún momento las desigualdades. Dar por descontado que todos, todos los niños, podrán extraer el mismo provecho de esta medida, de esta herramienta, es obviar absolutamente la realidad social y las desigualdades que hay detrás. Por tanto, cuando desarrollamos medidas de integración de la tecnología en las aulas debemos hacerlo también desde una óptica de desigualdad.
El impacto sobre el bienestar infantil
El impacto del entorno digital sobre el bienestar de los niños y adolescentes tiene otro aspecto crítico que pone en riesgo su desarrollo y requiere una atención urgente. El control sobre los datos permite a las grandes empresas tecnológicas dirigir publicidad y contenidos personalizados a las personas usuarias, influyendo directamente en la experiencia digital de los niños y adolescentes. Este perfilado de colectivos para ofrecer contenido recomendado puede conducir rápidamente a exponer a los y las jóvenes a contenidos de riesgo. Por ejemplo: para las chicas adolescentes, los algoritmos pueden promover más contenidos relacionados con cuestiones de imagen corporal que conllevan la apología de prácticas de riesgo como la anorexia y la bulimia.
La falta de soberanía tecnológica de los poderes públicos y la ciudadanía contribuye a la perpetuación de dinámicas que afectan negativamente al bienestar y a la seguridad digital. La incidencia del entorno digital sobre la salud mental y emocional o la propagación de discursos de odio y la desinformación son ejemplos de cómo estas dinámicas pueden afectar a la calidad democrática y la vida en un entorno seguro y saludable.
Hacia un modelo tecnológico inclusivo y respetuoso con los derechos
Ante estos retos, es esencial que se tomen medidas para mitigar los impactos adversos del modelo tecnológico actual. La investigación y el conocimiento crítico son claves para el diseño y la implementación de políticas que salvaguarden los derechos fundamentales en el entorno digital.
El modelo tecnológico actual, con sus dinámicas de privatización, opacidad y extractivismo de datos, presenta graves retos para los derechos y el bienestar de la sociedad, especialmente para la infancia y adolescencia. Es crucial que analicemos críticamente estas estructuras y dinámicas para entender sus impactos y trabajar por un entorno digital más inclusivo, transparente y respetuoso con los derechos de todos los individuos.
Solo a través de la investigación y la colaboración entre la ciudadanía, la Administración pública y el sector académico podremos desarrollar soluciones efectivas para abordar las desigualdades sociodigitales y garantizar un entorno digital, seguro y saludable para las futuras generaciones.