La Salud Mental y emocional de los jóvenes: diagnóstico y evaluación de las políticas públicas
Por Oriol Alonso

Diagnóstico de la Salud Mental y Emocional de las personas jóvenes   


El artículo analiza los datos de incidencia del malestar emocional y la salud mental de los jóvenes, las políticas públicas que se han desplegado en Cataluña a este respecto y cuáles son los retos en la atención a la salud emocional y mental hoy.

Oriol Alonso

Coordinador de proyectos

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¿Es la pandemia la precursora de las problemáticas de salud emocional y mental?   

Entre el año 2019 y el 2022, el número de recetas facturadas al Servicio Catalán de la Salud para jóvenes de entre 12 y 29 años y vinculadas a la salud mental aumentaron un 25,6%. Se pasó de 4,47 millones de recetas en 2019 a 5,61 millones de recetas para 2022. Además, se ha detectado un crecimiento destacado en los antidepresivos (65,5%), los antipsicóticos (29,3%), los ansiolíticos (27,8%) y, en menor medida, los psicoestimulantes (10,4%).      


Según el CIS (2021) en la encuesta sobre salud mental y Covid-19, un 30% de los y las jóvenes de 18 a 24 años afirmaron haber tenido uno o más ataques de ansiedad o pánico desde la pandemia. En cuanto al conjunto de la población joven, los resultados muestran cómo más del 50% de la población afirmaba haberse sentido alguna o muchas veces muy triste, deprimido o preocupado, un 13% había acudido a algún profesional de la salud mental y al 6% le prescribieron psicofármacos.  

A pesar de la incidencia que la pandemia tuvo sobre la salud mental juvenil, los equipos profesionales que trabajan con personas jóvenes ya habían destacado la necesidad de priorizar el bienestar emocional de las personas jóvenes antes de la crisis social y económica generada por la Covid-19. Pero con la llegada de pandemia de 2020 y las medidas de confinamiento y distanciamiento social, la alerta sobre la salud emocional de los y las jóvenes -que hasta el momento no había traspasado de los y las profesionales a la opinión pública- lo hizo de una forma clara. Según los datos de Google Trends, el interés en la búsqueda de la palabra 'Ansiedad' en Cataluña, aumentó notablemente en marzo de 2020. Esta tendencia en las búsquedas ha sido superior a los valores prepandémicos hasta hoy.  


De esta manera, la crisis supuso un punto de inflexión en la conceptualización pública de la salud emocional y mental. Haciendo que una problemática que hasta entonces había supuesto un fenómeno latente y estigmatizado, se convirtiera en uno de los centros de atención de la opinión pública, así como una de las líneas prioritarias de los equipos profesionales que trabajan con jóvenes.     

 

¿Cuál es la incidencia actual?   

El malestar emocional y la salud mental tiene una incidencia global. Según la OCDE (2022), la pandemia empeoró la salud mental mundial, con un aumento de la ansiedad y la depresión desde marzo de 2020, correlacionado con la mortalidad por Covid-19 y confinamientos estrictos. Afectando de una manera más acusada a los colectivos que presentan situaciones de vulnerabilidad estructurales, como las personas desempleadas o que sufren inseguridad financiera. 

La OMS (2022) destaca que los trastornos mentales afectan aproximadamente al 12% de la población mundial, especialmente trastornos de ansiedad (31%) y depresivos (29%). En Estados Unidos (Kessler et al., 2005), se estimaba que la mitad de la población sufrirá un trastorno mental en algún momento de su vida, con un inicio durante la adolescencia y juventud. Y en el Reino Unido, la Mental Health Foundation (2023) informa de que el 73% de la población ha sufrido ansiedad en las dos últimas semanas. 

En España (Kuric et al., 2023), un 60% de los y las jóvenes de 15 a 29 años manifiestan haber tenido problemas de salud mental en el último año. Un 50% de las personas jóvenes declara un trastorno diagnosticado por un profesional en los últimos 12 meses, principalmente depresión (18%) y los trastornos de ansiedad (16%). Hay que tener presente también, que según el INE en 2021, un total 4.003 personas murieron por suicidio, siendo la primera causa de muerte entre jóvenes de 25 a 29 años y la segunda entre jóvenes de 10 a 24 años

Aunque la salud mental y emocional afecta al conjunto de la población joven, destacan las diferencias según género y clase social. Kuric (2023) revela que, entre las personas jóvenes, los hombres con trastornos mentales representan el 52%, mientras que las mujeres el 67%. Por otra parte, las personas sin carencias materiales que sufren trastornos de salud mental representan el 53%, mientras que las personas con carencias materiales severas el 68%. 

En cuanto a los resultados catalanes, la Encuesta a la juventud de Cataluña (Departamento de Derechos Sociales, 2023) indica a partir del WHO-5 Well-Being Index que el 31% se encuentra en bajo bienestar emocional. Por otro aldo, según la Encuesta de hábitos de salud a alumnado de cuarto de ESO de la provincia de Barcelona (2022), el estado de ánimo de los jóvenes ha empeorado desde 2015-17 hasta 2020-22, especialmente entre las chicas. Solo un 45% de chicas se sienten con un estado de ánimo positivo, mientras que en los chicos esta cifra es del 73%.  

La Fundación Ferrer i Guàrdia ha recopilado datos sobre las personas jóvenes de Cataluña de entre 12 y 17 años. De estos datos, se destaca que un 20% de las personas jóvenes manifiestan que se sienten tensas y nerviosas, y un 14% deprimidas o cansadas. Aparte, un 39% de los y las jóvenes encuestadas indican que en los últimos 12 meses han sufrido ataques de ansiedad o pánico. Teniendo en cuenta otras variables como la edad o la renta del municipio de residencia, el género destaca como un factor clave, dado que las mujeres presentan más probabilidad de sufrir ataques de ansiedad o pánico (4,8 veces más que los hombres). 

En referencia al apoyo psicológico o sanitario, desde el inicio de la pandemia un 26% de las personas jóvenes han buscado apoyo vinculado a problemas de salud mental y un 13% no lo han hecho, pero considera que debería haberlo hecho. Las mujeres manifiestan buscar más apoyo (32%) que los hombres (19%). 

Una de las consecuencias de las problemáticas de salud emocional y mental es el aislamiento social, sea querido o no querido. Los resultados de nuestros estudios también muestran que entre un 10 y 25% de los y las jóvenes manifiestan que se encuentran en situaciones de aislamiento social querido o no querido. La incidencia es superior también entre las mujeres, con un 29% de mujeres manifiestan dificultades al integrarse en grupos y un 21% prefieren estar en su habitación y no salir. 


¿Cuáles son los determinantes de la salud emocional y mental?    

Los problemas de salud emocional y mental se pueden manifestar de diversas formas, las experiencias de ansiedad de cada persona son diferentes y prácticamente la mitad llega a ocultar sus trastornos de ansiedad (Mental Health Foundation, 2023).  

La OMS (2022) indica que la salud mental tiene un valor intrínseco e instrumental:  nos permite conectar con otras personas, tener una vida funcional, ser resilientes y prosperar como individuos. Según este organismo y según el marco conceptual de los determinantes de la salud mental, hay 3 esferas de influencia: (1) factores psicológicos y biológicos individuales, desde factores genéticos, pasando por el consumo de sustancias, hasta hábitos y habilidades aprendidas; (2) factores familiares y comunitarios, como las relaciones interpersonales y familiares, oportunidades de desarrollar la trayectoria vital propia, el contexto social y económico en el que se encuentra la persona, las actitudes y comportamientos familiares especialmente durante la adolescencia, el acoso recibido o el acceso a servicios de calidad; y (3) los factores estructurales, esto es, los vinculados al entorno sociocultural, geopolítico y ambiental más extenso, como la desigualdad social, la estabilidad social, las políticas públicas, la seguridad, las condiciones de vida o la calidad ambiental.  


Estos factores interactúan de una forma dinámica y afectan de forma diferenciada a las personas. De hecho, como se ha mostrado, los factores estructurales que caracterizaron la pandemia tuvieron efectos sobre el conjunto de la población.  

Los ejes de desigualdad, como la clase social, el género, la orientación sexual, la edad, el origen y las capacidades, entre otros, tienen un impacto evidente en los determinantes de la salud. Estos ejes influyen de manera desigual como factores de riesgo y protección, generando diferencias significativas en la salud emocional y mental de los diferentes grupos juveniles que pueden experimentar la intersección de estos múltiples ejes de desigualdad. Así, es crucial reconocer cómo estos factores pueden afectar la salud de los jóvenes, considerando su interconexión y las disparidades resultantes en el bienestar emocional y mental. 

Simultáneamente, las investigaciones actuales realizadas por la Fundación Ferrer i Guàrdia evidencian una influencia de Internet, particularmente las redes sociales y sus algoritmos, en la salud emocional de la población joven. El interés comercial de las grandes empresas tecnológicas (BigTech) en el desarrollo de estrategias publicitarias personalizadas da lugar a contenidos recomendados que pueden representar un riesgo para jóvenes y niños. Estos contenidos pueden impactar en su autoconcepto y autoimagen, generando trastornos mentales. Por lo tanto, la dimensión digital debe abordarse como un factor relevante tanto de riesgo como de protección. 

Para comprender la diferencia en el impacto de la salud emocional y mental entre mujeres y hombres, es esencial hacer una revisión crítica de los resultados presentados. Más allá de los factores individuales, la construcción social del género provoca una mayor incidencia entre las mujeres, potenciando diversos factores de riesgo, como la presión estética, la violencia, el acoso, la discriminación o la carga de trabajo de cuidados. También hay que tener en cuenta los aspectos sociales y culturales que pueden conducir a un sobredimensionamiento o infradimensionamiento de la problemática. De esta manera, algunas personas pueden no identificar de manera adecuada las manifestaciones relacionadas con problemas de salud emocional o mental o, por el contrario, sobredimensionar una situación que no supone un trastorno. 

Durante los próximos años se deberá analizar cuál es la tendencia de la salud emocional y mental entre la población joven y al mismo tiempo comprender qué factores estructurales están generando una incidencia tan destacada entre los diferentes colectivos jóvenes. 



Las políticas públicas   

¿Qué políticas se han desplegado en Cataluña?   

 En Cataluña, en los últimos años, se han establecido diversos recursos de atención a la salud emocional y mental. Estos recursos varían según el organismo responsable y la aproximación utilizada. A continuación, describimos los más destacados:  

  • Programa Escolta Jove de la Oficina del Plan Joven de la Diputación de Barcelona. Este programa tiene como objetivo mejorar el bienestar de las personas jóvenes mediante el acompañamiento y el desarrollo de sus competencias socioemocionales (Diputación de Barcelona, s.d.). 

  • Programa Pájaro de Fuego Volante de la Dirección General de Economía Social y Solidaria, el Tercer sector y las Cooperativas del Departamento de Empresa y Trabajo de la Generalidad de Cataluña. Centrado en mejorar la autoestima personal, la autonomía y recursos para la inserción laboral y formativa (economiasocial.coop, s.d.). 

  • Programa de Bienestar Emocional y Salud Comunitaria del Departamento de Salud de la Generalidad de Cataluña. El programa incluye las figuras de los Referentes de Bienestar Emocional y Comunitario, con el objetivo de promover el bienestar emocional y prevenir problemas de salud mental y su medicalización (Departamento de Salud, Generalidad de Cataluña, 2021). 

  • Programa Salud y Escuela colaboración entre el Departamento de Salud y de Educación. Mejorando la salud de los adolescentes mediante acciones de promoción, prevención y atención precoz en temas de salud mental y otros (Departamento de Salud, Generalidad de Cataluña, s.d.). 

  • Centros de Salud Mental Infantil y Juvenil (CSMIJ) de la Red de Salud Mental de Utilización Pública del Servicio Catalán de la Salud. Se ofrece atención especializada en salud mental y asistencia psiquiátrica, además de servicios diagnósticos, terapéuticos y de orientación (Red Telemática Educativa de Cataluña, s.d.). 


¿Cuáles son los retos en la atención a la salud emocional y mental?   

Desde el final de la pandemia se han incorporado diversas políticas de salud emocional y mental con un enfoque preventivo y eminentemente comunitario. No obstante, se generan nuevos retos y líneas de trabajo que deberían abordarse: 

  • Incorporación de la perspectiva de la promoción de la salud emocional entre diversos agentes: La promoción de la salud emocional y mental no puede recaer específicamente exclusivamente en las administraciones públicas. Organismos como los centros formativos, las universidades, las empresas, las entidades o los clubes deportivos deben incorporar esta perspectiva, por ejemplo, la Comunidad de Investigación Estratégica (CORE) de la Universidad Autónoma de Barcelona o el propio programa Pájaro de Fuego Volante.  

  • Coordinación entre agentes: Se deben establecer figuras y espacios que permitan la coordinación entre los diferentes agentes del territorio que trabajan con la población joven y la salud emocional y mental, transferencias de conocimiento, definiendo derivaciones y buscando sinergias, como por ejemplo la Mesa de Salud Mental de Terrassa o de L'Hospitalet de Llobregat.  

  • Consolidación y refuerzo de los programas: Las políticas impulsadas en los últimos años deben poder mantenerse y consolidarse, haciendo que las figuras que trabajan con las personas jóvenes se conviertan en referentes reconocidos por las personas jóvenes. Al mismo tiempo, dada el alcance de la problemática hay que reforzar los programas. 

  • Recursos formativos: La perspectiva del fomento de la salud mental y emocional debe extenderse entre los profesionales que trabajan con personas jóvenes, facilitando la prevención, detección, intervención. Hay que seguir capacitando también a los y las jóvenes en el autocuidado, formación entre iguales, la detección y el conocimiento de recursos y profesionales especializados, por ejemplo, la campaña Hacemos salud de la Oficina Joven de L'Alt Empordà.  

  • Atención a los factores de riesgo y ejes de desigualdad: El diseño de políticas públicas debe contemplar los ejes de desigualdad como el género y la clase social, entre otros y los factores de riesgo individuales y sociales.  

  • Refuerzo de la terapia sanitaria: Si bien el bienestar emocional y la prevención son esenciales, hay que reforzar también los servicios médicos especializados, actualmente sobrecargados, que ofrecen terapias u otros tratamientos.  

  • Evaluación y planificación estratégica: Dada la complejidad de la problemática y los recursos existentes, es importante desarrollar estrategias territoriales para abordar la salud mental y emocional, así como evaluar los programas que se desarrollan, como por ejemplo el II Plan de Salud Mental de Barcelona 2023-2030.  



                                                                                            

La Fundació Ferrer i Guàrdia es una entidad sin ánimo de lucro que, desde el 1987, trabaja en la investigación, el asesoramiento y el diseño de políticas públicas para fomentar la emancipación y la participación ciudadana activa y crítica.  

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Bibliografía 


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