La brecha digital en niños, adolescentes y jóvenes vulnerabilizados: retos para una digitalización accesible
Por Laura Serrano (Colectic)

La brecha digital en niños, adolescentes y jóvenes vulnerabilizados: retos para una digitalización accesible


Las brechas digitales impactan en la participación activa en la sociedad digital y el acceso equitativo a oportunidades educativas y laborales.

Laura Serrano

De Colectic, cooperativa que treballa per la transformació social a través de la participació, l'aprenentatge i la socialització de les TIC.

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¿Cuál es la contraseña del wifi?, pregunta uno de los jóvenes con el móvil en la mano en el lapso de tiempo en que sus compañeras llegan para empezar la actividad. Un espacio con conexión a Internet es una oportunidad, una ventana abierta. El hecho de que veamos a la mayoría de los jóvenes con un móvil en la mano nos podría hacer pensar que han superado la brecha digital de acceso.  

Estos teléfonos inteligentes son una ventaja para ellos y ellas, ya que permiten acceder a Internet con un coste relativamente bajo, una infraestructura mínima y una versatilidad enorme. Para los y las jóvenes de colectivos vulnerabilizados, esto es decisivo porque facilita que tengan un medio de relación y expresión, así como un acceso al conocimiento y a la participación digital. Aunque sea una oportunidad, muchas jóvenes no tienen un acceso de calidad y los beneficios que se derivan de su uso no pueden ser equiparables a los obtenidos cuando se dispone de un ordenador y una conectividad sostenida y efectiva (Warf, 2019). Cuando hablamos de brecha digital, habitualmente pensamos en un fenómeno estático donde sabemos distinguir claramente quién se encuentra incluido digitalmente y quién está excluido (Van Dijk, 2006). Pero, en el día a día, nos encontramos expresiones más sutiles, las cuales no solo tienen que ver con tener o no un dispositivo propio. La brecha digital de acceso en la infancia y la juventud se mantiene, por ejemplo, en forma de pobreza de datos y en el hecho de no disponer de un ordenador con el programa necesario. Entonces, ¿en qué puede afectar a estos y estas jóvenes no poder conectarse a Internet o no tener los programas informáticos adecuados? Estas expresiones de la brecha impactan directamente en su aprendizaje de las competencias digitales, las cuales son decisivas en la participación activa de las jóvenes en la sociedad digital y en el acceso en igualdad de condiciones a oportunidades académicas y laborales.  

Desde la cooperativa de iniciativa social Colectic, hace más de 30 años que se trabaja con jóvenes para promover la socialización de las TRIC (Tecnologías de la Relación, Información y Comunicación). Las participantes han ido cambiando, sus centros de interés y nuestras propuestas de actividades también; pero el objetivo de facilitar el acceso a la tecnología digital se mantiene a lo largo de los años. Eso se debe a que sigue siendo necesario. La brecha digital de acceso, como las demás brechas, permanece. Se decía que la digitalización de la sociedad permitiría superar las desigualdades sociales mediante el acceso equitativo y universal a las TRIC y a Internet (Gil-Juárez et al., 2010). Esto no solo no se ha cumplido, sino que, de hecho, ha habido un desarrollo diferencial que ha provocado la reproducción de las desigualdades sociales existentes y la aparición de dinámicas de exclusión nuevas (Wessels, 2013; Robinson et al., 2015). No solo podemos encontrar esto en la literatura científica, lo vemos en nuestros barrios y en los y las jóvenes que participan en el espacio comunitario que dinamizamos. En el Raval, como en muchos otros lugares, el acceso a los recursos digitales se entrelaza con factores como la capacidad económica, el capital cultural de las familias, la disponibilidad de tiempo, los conocimientos, las habilidades y la experiencia previa (Castaño, 2008). Es decir, que actualmente observamos que no hay una garantía efectiva de los derechos digitales de la infancia, la adolescencia y la juventud. A pesar de los años trabajando en el mismo tema, sigue siendo imprescindible prestar atención al acceso. Parecería de sentido común pensar que estas dificultades cuotidianas se solucionan dando la contraseña del wifi o abriendo la sala de los ordenadores a los y las jóvenes. Esas personas tendrían un acceso a Internet de calidad en el móvil o podrían usar las ventajas de un ordenador con el programa actualizado para lo que necesiten. Facilitar un espacio donde el acceso sea de calidad es garantizar un derecho digital básico, pero ¿es suficiente? La brecha digital, o mejor dicho, brechas, se constituyen y se manifiestan en un entretejido de relaciones sociales y, en consecuencia, van cambiando constantemente. Cómo comprender esta problemática social y las posibles resoluciones que se derivan es especialmente sensible. El acceso al ámbito digital es más que nunca una necesidad (Warf, 2019). Los colectivos que actualmente se encuentran excluidos digitalmente se ven abocados a no poder participar y a no estar en los espacios donde se construyen el conocimiento que se tendrá en cuenta para el futuro, tanto en los posibles diseños de las TRIC como de la realidad (Gil-Juárez et al., 2010). La juventud tiene mucho que decir sobre estos diseños, sobre todo aquellas personas que forman parte de colectivos minorizados y estigmatizados.  

Entender que la tecnología digital es un agente mediador de la vida cotidiana de las personas y de lo que hacen, es imprescindible. En consecuencia, el trabajo que se hace con las jóvenes no puede limitarse solo a facilitar el acceso. Se dibuja la necesidad de hacer intervenciones orientadas a la apropiación de las TRIC para facilitar procesos de autonomía personal y emancipación colectiva para que una transformación social sea posible. Esto se concreta en el aprendizaje y la experimentación compartida con proyectos que tengan propósitos significativos para las jóvenes y sus comunidades de referencia. Los colectivos minorizados por cuestiones de racialización y origen geográfico o étnico acceden menos y son menores los beneficios socioeconómicos que obtienen a través de las TRIC debido al nivel de ingresos, el grado de familiarización de las TRIC y la actitud hacia la tecnología digital (Mesch y Talmud, 2011; Warf, 2019).  

La brecha digital, o mejor dicho, brechas, se constituyen y se manifiestan en un entretejido de relaciones sociales y, en consecuencia, van cambiando constantemente. Cómo comprender esta problemática social y las posibles resoluciones que se derivan es especialmente sensible. El acceso al ámbito digital es más que nunca una necesidad (Warf, 2019).

En este contexto, se da un fenómeno complejo: muchos de los y las jóvenes afectados por la brecha digital de acceso son a su vez agentes que facilitan la accesibilidad de sus familias al ámbito digital, ya sea por competencias digitales o barreras idiomáticas. Se encuentran en la posición de asumir esta mediación sin figuras referentes que las acompañen a ellas en la familiarización con las TRIC. Por eso, el trabajo comunitario es una herramienta tan necesaria. Hace falta garantizar el acceso material y entonces ir un paso más lejos. La tecnología digital es una herramienta de participación y transformación social y debe ser universal. Basar la intervención en la brecha digital de acceso en un proyecto comunitario vinculado al barrio, a las familias y las escuelas es promover procesos de apropiación de las TRIC para los y las jóvenes. Para que sea posible, es necesario apostar por la soberanía tecnológica como eje central. El acceso al programario libre y abierto es una alternativa que los y las jóvenes pueden replicar en sus casas y hacer llegar a sus comunidades. La mirada crítica en este acceso y en la apropiación de la tecnología es clave para el empoderamiento y la inclusión digital. Además, de permitir a las personas que puedan tomar decisiones informadas sobre su relación con el ámbito digital.  

Sin embargo, hay que atender a esta problemática más allá de las características individuales de cada joven. No podemos olvidar que, en la infancia, la adolescencia y la juventud, el acompañamiento juega un papel muy importante en su desarrollo. El trabajo comunitario se articula alrededor de las participantes para fortalecer los colectivos del barrio. Aquí el trabajo con las escuelas y sobre todo las familias es muy significativo. Se trata de garantizar el acceso y capacitar digitalmente comunidades y no solo individuos concretos. Es decir, hacer un salto cualitativo en la comprensión sobre qué quiere decir tener acceso de calidad a las TRIC. Promover que los procesos de apropiación puedan sostenerse en el tiempo para velar por la inclusión social y digital en cualquier momento del ciclo de vida, pero especialmente en la protección hacia la infancia, la adolescencia y la juventud.  

No se soluciona solo dando la contraseña del wifi, enchufando un ordenador o actualizando el programario en un espacio concreto. La brecha digital no es estática y su solución tampoco debe serlo. Debe ser creativa, multidimensional y construida de forma colectiva. En este diseño compartido, es importante defender la participación de las propias jóvenes para promover que ellas mismas sean creadoras y no solo consumidoras de tecnología, capaces de dar respuesta a sus propias necesidades y motivaciones. Aunque la transformación social y digital pueda parecer un horizonte lejano, hay espacios que generan nuevas oportunidades y alternativas al consumo pasivo de contenido digital. La creación de proyectos comunitarios de este tipo abre una puerta a los y las jóvenes para encontrarse, participar en algo significativo y acceder a recursos y oportunidades que potencien su desarrollo personal a través de actividades relacionadas con la tecnología. Así es como las TRIC pueden ser una herramienta con un potencial enorme para mitigar o subvertir las desigualdades sociales que confrontan la infancia y la juventud de muchas comunidades.  


La Fundación Ferrer Guardia es una entidad sin ánimo de lucro que, desde el 1987, trabaja en la investigación, el asesoramiento y el diseño de políticas públicas para fomentar la emancipación y la participación ciudadana activa y crítica.


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 Imatge destacada: Joventut_Participació_Digital_007A1324. Niu d'imatges de la Joventut.catsota una llicència CC BY-NC-SA 4.0.

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