Ciberbullying hacia la comunidad LGTBIQ+: una violencia silenciosa en el entorno digital
Por Maite Garaigordobil

Ciberbullying hacia la comunidad LGTBIQ+: una violencia silenciosa en el entorno digital


Los estudios confirman que las personas del colectivo LGTBIQ+ sufren bullying y ciberbullying con mayor frecuencia y desarrollan más problemas de salud mental por la victimización experimentada.

Maite Garaigordobil ​

Doctora en Psicología. Especialista en Psicología Clínica.

ParticipaTIC 2024  

En los últimos años, el ciberbullying ha emergido como una de las formas de violencia más preocupantes en el ámbito digital, y su impacto en la comunidad LGTBIQ+ (Lesbianas, Gais, Transexuales, Bisexuales, Intersexuales, Queer +) es particularmente alarmante. A pesar de los avances en el reconocimiento y los derechos de las personas LGTBIQ+, la discriminación persiste, adaptándose a nuevos medios. Internet, con su capacidad para conectar y empoderar, también se ha convertido en un escenario para agresiones y violencias que afectan de manera desproporcionada a esta comunidad. 

El ciberbullying implica el uso de tecnologías digitales (redes sociales, correo electrónico, móvil, plataformas de juegos en línea…) para intimidar, humillar o dañar a una persona. Los ciberagresores realizan diversidad de conductas: envío de mensajes ofensivos, insultantes, amenazadores, intimidatorios, chantajes, difusión de imágenes/vídeos comprometidos o humillantes, difamación, difusión de información íntima (revelación de la orientación sexual o identidad de género), memes homofóbicos o transfóbicos, ataques masivos de odio, acoso sexual, suplantación de identidad...  En las redes sociales se identifican con frecuencia discursos de odio que promueven actitudes homofóbicas y transfóbicas, y X/Twitter se muestra como la red social más utilizada para difundir estos discursos. El ciberbullying LGTBIQ+fóbico, que ocurre desde Educación Primaria, es más intenso en Secundaria y se extiende hasta la universidad, no es episódico, puede extenderse en el tiempo y a través de distintas plataformas, multiplicando el daño. 


Prevalencia del ciberbullying en personas LGTBIQ+  

Las investigaciones confirman que las personas LGTBIQ+ son un colectivo vulnerable de sufrir acoso presencial y tecnológico con mayor frecuencia y gravedad. La discriminación de la diversidad sexual es un problema que convierte a las personas que divergen de los estándares sexuales normativos en un grupo vulnerable. Una reciente revisión (Lozano-Blasco y Soto-Sánchez, 2022) sobre la violencia virtual contra este colectivo, evidencia su vulnerabilidad a la hora de sufrir ciberagresiones, con una prevalencia creciente en los últimos años. Pertenecer al colectivo LGTBIQ+ implica mayor probabilidad de padecer ciberbullying. Además, no es necesario que las víctimas sean LGTBIQ+ para ser atacadas: cualquier estudiante que se perciba “no ajustado a los roles de género” puede estar en riesgo.  

¿Por qué es tan prevalente el ciberbullying en este colectivo? En parte porque la naturaleza anónima de las redes permite a los agresores actuar sin temor a repercusiones, lo que intensifica la violencia y su alcance. Además, porque a pesar de los avances conseguidos en nuestra sociedad en la aceptación de la diversidad sexual, la sociedad sigue siendo persistentemente heterosexista, mantiene y hace perdurar la convicción de que lo normal es ser heterosexual. Los estereotipos, los prejuicios y el miedo a la diversidad sexual son factores que contribuyen al mantenimiento del acoso contra este colectivo. Las personas con una orientación sexual e identidad de género no-normativa son un colectivo vulnerable y sufren con mayor frecuencia bullying/ciberbullying motivado por la fobia al colectivo, manifestándose una actitud hostil, de aversión que considera que una orientación sexual e identidad de género no-normativa es inferior, patológica, y que estas personas son enfermas, desequilibradas… 

Los estudios de prevalencia confirman que los estudiantes LGTBIQ+, y también aquellos que no cumplen el estereotipo de masculinidad/feminidad tradicional estipulados en los patrones heteronormativos, sufren mayor porcentaje de victimización/cibervictimización. El informe de COGAM (2016) concluye que el 70% de los estudiantes LGB han sufrido ciberbullying por su orientación sexual/identidad de género, y los gais muestran mayores niveles de victimización. El 54,6% ha presenciado ciberbullying LGTB-fóbico, y el porcentaje de testigos aumenta a medida que aumenta el curso escolar.  Kosciw et al. (2016) encontraron que un 48,6% de las personas LGTB había sufrido ciberbullying. El estudio de Ojeda et al. (2023) reveló diferencias en la cibervictimización LGBTQ+ colectiva según la orientación sexual, la identidad y la expresión de género, concluyendo que el alumnado percibe al colectivo LGBTQ+ como uno de los grupos más vulnerables e, incluso, que dentro de este grupo existen personas con mayor probabilidad de sufrir cibervictimización, como las personas trans. También Arslan et al. (2024) encuentran una fuerte correlación entre identificarse como LGBTQ+ y sufrir un mayor acoso en línea.  

Otro grupo de investigaciones ha evidenciado que las personas con una orientación sexual no-normativa sufren mayor cibervictimización comparadas con aquellas con una orientación sexual normativa. La revisión sistemática de Abreu y Kenny (2018) encuentra un porcentaje de cibervictimización entre 10,5%-71,3% entre personas LGTBQ, evidenciando mayor prevalencia de cibervictimización, en comparación con las personas heterosexuales; además, las chicas bisexuales mostraban mayor índice de cibervictimización comparadas con las lesbianas, y los chicos gais sufrían mayor cibervictimización que los chicos bisexuales. En esta dirección, el estudio de Garaigordobil y Larrain (2020) confirmó que el porcentaje de cibervíctimas (frecuentes/severas) fue significativamente mayor en el grupo no-heterosexual (6,2% heterosexuales y 13,7% no-heterosexuales).  

Los resultados de los estudios de prevalencia muestran discrepancias en los porcentajes que se explican en parte porque algunos estudios miden el ciberbullying global (frecuente+ocasional) y otros el frecuente, por las diferentes edades o procedencias de las muestras. No obstante, los resultados confirman que el colectivo LGTBIQ+ es un grupo vulnerable que sufre un nivel de victimización/cibervictimización significativamente mayor que las personas con una orientación sexual e identidad de género normativa. 


Consecuencias del ciberbullying para el desarrollo y la salud mental de las personas LGTBIQ+

La victimización/cibervictimización tiene graves consecuencias para el desarrollo y la salud mental. En el extremo puede conducir al suicidio, pero incluso cuando no tenga esos dramáticos efectos suele conllevar muchos problemas académicos (concentración, motivación escolar, absentismo, rendimiento académico, fracaso escolar, abandono escolar), emocionales (baja autoestima, inseguridad, soledad, infelicidad, culpa, vergüenza, miedo, ira, frustración, irritabilidad, agresividad), psicosociales (introversión, aislamiento social) y de salud mental, muchos de las cuales continúan en la edad adulta. 

El impacto del ciberbullying en la salud mental de las personas LGTBIQ+ es devastador. Una de las consecuencias más graves es el deseo y el intento de suicidio. En esta línea, Generelo et al. (2012) evidenció que el 43% de los adolescentes LGB habían desarrollado ideas de suicidio, el 40% habían llegado a planificar cómo hacerlo, el 18% había intentado consumarlo más de una vez y el 22% una vez. El informe de COGAM (2016) concluye que quienes experimentan ciberbullying tienen una mayor propensión a presentar trastornos de ansiedad, depresión y sentimientos de aislamiento. Numerosas investigaciones han confirmado que las personas LGTBIQ+ que han sido víctimas de bullying/ciberbullying en la escuela muestran depresión, ansiedad, malestar psicológico, angustia, estrés. Un estudio sobre ciberbullying homofóbico en edades tempranas (educación primaria) observó que los episodios de ciberbullying promovieron inseguridad, nerviosismo, trastornos en el sueño y trastornos de conducta alimentaria (Sánchez, 2021). En general, se puede afirmar que el estrés que sufre este colectivo disminuye su autoestima, su calidad de vida y aumenta la depresión. Las cibervíctimas se ven privadas de un entorno seguro y positivo en el que puedan expresarse libremente, y muchos se ven forzados a ocultar su identidad en redes sociales, lo que afecta a su autoestima y sus relaciones sociales. 

Existen pocos estudios que exploran si la cibervictimización de las personas con una orientación sexual no-normativa se relaciona con mayor deterioro de su salud mental, comparada con la salud mental de cibervíctimas heterosexuales. Entre ellos cabe mencionar el estudio de Garaigordobil y Larrain (2020) en el que se confirmó que los adolescentes cibervíctimas no-heterosexuales comparadas con las heterosexuales tenían puntuaciones significativamente superiores en muchos síntomas psicopatológicos (somatización, sensibilidad interpersonal, depresión, ansiedad, hostilidad, ansiedad fóbica, ideación paranoide, psicoticismo), así como en la puntuación global de psicopatología.  

En conclusión, los estudios muestran que la victimización/cibervictimización de las personas LGTBIQ+ se relaciona con mayor deterioro de su salud mental, comparada con la salud mental de cibervíctimas con una orientación sexual e identidad de género normativa. 

 

Ciberbullying hacia las personas LGTBIQ+: prevención e intervención 

El ciberbullying hacia la comunidad LGTBIQ+ es una realidad que requiere atención urgente y una acción decidida. La educación, prevención e intervención de estos comportamientos debe ser multidireccional, es fundamental intervenir desde distintos contextos (escuela, familia, clínica y sociedad), para reducir el bullying/ciberbullying y para educar en la tolerancia y el respeto de las diferencias.  

Aunque la prevención debe ser multidireccional, el contexto escolar es un ámbito muy significativo en el que se producen en gran medida conductas de bullying/ciberbullying hacia las personas del colectivo LGTBIQ+. El contexto escolar es uno de los contextos más hostiles, especialmente por las interacciones entre iguales, existiendo todavía un nivel considerable de LGTBIQ+fobia, y por ello debe ser un contexto prioritario en el que desarrollar educación y prevención. Aunque existan políticas antidiscriminatorias y se haya avanzado hacia los derechos de las personas con una orientación sexual e identidad de género no-normativa, la situación legal no refleja lo que realmente ocurre en la sociedad. Los mensajes que se transmiten en los centros escolares (materiales audiovisuales, didácticos, etc.) siguen estando basados en el sistema heteronormativo, olvidando que la educación basada en la diversidad sexual/género es una verdadera necesidad. Es necesario garantizar currículums inclusivos (asegurar que los currículums, los materiales de aprendizaje y los métodos de enseñanza sean inclusivos), libres de estereotipos y que promuevan el respeto y la no discriminación en todos los niveles educativos. Se debe insistir en la implementación de medidas para combatir esta problemática y conseguir un clima que favorezca que los estudiantes del colectivo LGTBIQ+ se sientan seguros y cómodos a la hora de expresar su sexualidad con total libertad.  

Pese a que los estudios confirman una mayor victimización/cibervictimización del colectivo LGTBIQ+, sin embargo, en la mayoría de los centros educativos se sigue sin trabajar la discriminación hacia estas personas, ni tampoco se incluyen actividades antibullying relacionadas con este colectivo. Los programas escolares que fomentan la empatía, el respeto por la diversidad y el uso responsable de Internet pueden reducir significativamente la incidencia de bullying/ciberbullying LGTBIQ+fóbico. Con esta finalidad, es necesario llevar a cabo sistemáticamente durante toda la escolaridad programas para fomentar el desarrollo de competencias socio-emocionales, realizando actividades para fomentar la comunicación no violenta, la capacidad de resolver conflictos constructivamente, la capacidad para identificar y eliminar estereotipos/prejuicios que conducen a conductas de discriminación, el respeto/tolerancia por las diferencias, la empatía, la capacidad de identificar, comprender y regular adecuadamente las emociones… que inhiben la violencia. Complementariamente, también se deberían realizar durante toda la escolaridad programas antibullying que aborden el bullying/ciberbullying, incluyendo actividades sobre el acoso debido a la orientación sexual e identidad de género no-normativa. Futuros trabajos deben diseñar programas antibullying que incluyan actividades que ponga el foco en el acoso a personas LGTBIQ+, grupo vulnerable y estigmatizado por estereotipos y prejuicios. Además, las intervenciones educativas para favorecer la inclusión de la diversidad también tendrán un resultado positivo en el incremento de la tolerancia y la eliminación del acoso hacia este colectivo.  

La familia debe participar en la prevención del bullying/ciberbullying LGTBIQ+fóbico, asegurando que los esfuerzos se extiendan más allá del entorno escolar. Esta colaboración conjunta entre todos los agentes educativos ayudará a crear escuelas y espacios digitales donde todos se sientan seguros/as, respetados/as y capacitados/as para aprender y prosperar. Las diversas intervenciones didácticas con la clase para favorecer la inclusión de la diversidad son eficaces, sin embargo, el contexto familiar es un ámbito fundamental para el desarrollo de valores ético-morales, conductas prosociales, empatía y respeto por la diversidad. Los padres/madres que son modelos de conducta prosocial, de empatía y de respeto a la diversidad, y refuerzan en sus hijos/as esas conductas, tienen hijos/as más tolerantes, respetuosos con los diferentes y menos violentos. La educación socioemocional y digital, que debe comenzar en la familia, es primordial. Por ello, es necesario formar a las familias para potenciar en sus hijos/as estas conductas y valores.  

No obstante, cuando el bullying/ciberbullying ya se ha producido, otro contexto de intervención relevante es el clínico-terapéutico. A la luz de los resultados obtenidos es importante desarrollar intervenciones clínicas para reducir la depresión, el estrés, la ansiedad, el riesgo de suicidio de víctimas/cibervíctimas, para eliminar la diversidad de problemas de salud mental que las situaciones de bullying/ciberbullying LGTBIQ+fóbico generan. 

La intervención desde la sociedad también es fundamental, por ejemplo, realizando campañas mediáticas para sensibilizar sobre las graves consecuencias del acoso, sobre el respeto por las diferencias y la tolerancia hacia la diversidad sexual/género. La conducta está influenciada por las normas sociales imperantes en el medio sociocultural, y los estereotipos/prejuicios fomentados por una sociedad heteronormativa estigmatizan a las personas LGTBIQ+, justifican y promueven su acoso, lo que tiene un impacto muy negativo en su salud mental. Como sociedad, tenemos la responsabilidad de construir un entorno digital inclusivo y seguro, donde todas las personas puedan expresar su identidad sin temor a ser acosadas o discriminadas. No solo es una cuestión de derechos, es una cuestión de humanidad y respeto. Con este objetivo las empresas tecnológicas pueden ayudar a hacer que los espacios digitales sean más seguros, por ejemplo, desarrollando modelos de aprendizaje automático para identificar contenido de ciberbullying en general y específicamente el dirigido a personas LGTBIQ+, para ayudar a las plataformas de redes sociales y comunidades en línea a moderar y abordar mejor el contenido dañino dirigido a grupos vulnerables. En España, a pesar de los avances legislativos y sociales, el colectivo LGTBIQ+ sigue enfrentándose a diversas formas de discriminación y violencia presencial y virtualmente. En el ámbito legislativo, muchos países aún carecen de leyes específicas que protejan contra el ciberbullying en general y menos aún enfocadas a la protección de personas LGTBIQ+. Es importante resaltar este vacío legal y avanzar en la regulación legal del ciberbullying y de las conductas de discriminación y delitos de odio hacia las personas LGTBIQ+.  


Conclusiones

Los estudios confirman que las personas del colectivo LGTBIQ+, además de sufrir bullying/ciberbullying con mayor frecuencia, también desarrollan más problemas de salud mental por la victimización/cibervictimización experimentada, que aquellos que sufriendo bullying/ciberbullying son heterosexuales. Las actitudes LGTBIQ+fóbicas son un problema que requiere una intervención a nivel escolar, familiar, clínico, y social, requiriendo el desarrollo de mecanismos de detección automática del discurso LGTBIQ+fóbico en las redes sociales, así como un análisis y abordaje multidisciplinar para controlar el problema, proporcionando un apoyo social adecuado a los grupos afectados. 



La Fundación Ferrer Guardia es una entidad sin ánimo de lucro que, desde el 1987, trabaja en la investigación, el asesoramiento y el diseño de políticas públicas para fomentar la emancipación y la participación ciudadana activa y crítica.


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Bibliografía 

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